Sostenibilidad y Desarrollo

Hacía diez, veinte, treinta años que no veíamos cercanos a los pastos de nuestro pueblo, Santullano, en el concejo suroccidental de Allande, los rubiones. Y eso, ver los rubiones, nos ayudó a comprender que le cambio que habíamos hecho en nosotros mismos cambiaba también nuestro alrededor, el territorio donde vivimos y de crecer Daniel. Sin duda, fue una reafirmación de que el camino bueno era el que habíamos emprendido

Es difícil de explicar, pero también para nosotros fue cuestión de entender. Cuando comenzamos a trabajar en ecológico, a tener ese respeto por los animales, por su forma de vida, por cómo los alimentamos, por cómo cuidamos los pastos, por cómo los manejamos y los tratamos en el día a día, muchos a nuestro alrededor no entendían ésta forma de hacer.

Pensaban como nosotros pensábamos antes  y es normal y es perfectamente entendible. Quizás fue el día que en una visita ecológica, cuando probamos la carne de nuestros terneros y la comparamos con otros no ecológicos, todos empezamos a darnos cuenta del cambio.

Frutos rojos en arbusto
Árboles y flora

Aquellos vecinos y amigos también comenzaron a ver que la carne de ternera asturiana de los valles que salía de nuestros animales era sabrosa, era sana y gustaba más. Era como antes, como cuando nosotros mismos éramos niños y comíamos rubiones, fresas salvajes que, de repente, habían vuelto al pueblo, como si durante años estuvieran aguardando a que todos esos productos químicos innecesarios, se fueran de las tierras y las aguas, para volver a florecer y de nuevo dar alimento.

La producción ecológica tiene esto, que nos ayuda no sólo a recuperar sabores y cuidar
nuestra alimentación, sino que también contribuimos a la sostenibilidad de nuestro territorio permitiendo que la naturaleza se recupere y vuelva a llenarse de vida.